° Para una minoría resulta fácil abrir la hostilidad cuando se trata de un juego presidencial en donde Ricardo Monreal es altamente competitivo
Por Javier Lozano
El Senador Ricardo Monreal fue entrevistado por el diario nacional Reforma. Demostró que, más allá de cualquier prejuicio por su conservadurismo del periódico, hay que practicar el diálogo abierto y plural con todos los medios de comunicación.
Eso quizá fue lo que inquietó al presidente; entonces, no fue lo que dijo, sino a quién se lo dijo.
Está claro la postura que toma Reforma. A pesar de que hace unos días el coordinador de los Senadores de Morena les concedió una entrevista abierta y con buenas intenciones, el diario de circulación quiso sacar provecho y raja política.
Intentó comprometer o contrapuntear, como mencionó el presidente, una postura personal de Ricardo Monreal. Lo mejor de todo es que el propio López Obrador entendió y fue respetuoso.
Supo canalizar el intento de Reforma cuando el periódico nacional eligió a Ricardo Monreal para entrevistarlo. Lo peor de todo es que, hace unos días, el diario quiso propiciar un golpe bajo tal vez, movido o impulsado por una minoría mezquina de Morena que ha intentado, a toda costa, descarrilar al zacatecano del juego por la sucesión presidencial.
Lo más grave fue la medida que tomaron al intentar desprestigiar un vínculo consanguíneo. Saben perfectamente que el seno familiar puede llegar a ser un punto para lastimar la perceptibilidad, máxime cuando la difaman u ofenden con fabricaciones.
Si analizamos detenidamente- eso fue lo que pasó: Reforma distorsionó y se dejó llevar por datos malintencionados o, más bien, equivocados y fuera de tiempo. Trataron de difamar a Catalina Monreal Pérez, hija de Ricardo Monreal.
Así pues, sin recursos de soporte, y sin ningún sustento, Reforma se lanzó con mecanismos de comunicación con una dosis de fabricación. Se puede justificar el hecho de que la hija de Ricardo Monreal sea socia de la empresa Multiservicios, pero jamás han sido administrativos, es decir, hay facultades que la limitan al momento de firmar contratos.
Además de ello, no encaja la narrativa de Reforma. Dichos contratos fueron en fechas anteriormente y no sin desconocimiento, sino ganados en concurso de licitación, es decir, en apego a derecho. Y, sí a eso le sumamos que no existe ningún lazo familiar con la titular, eso refuerza y, al mismo tiempo, desnuda la fabricación de Reforma.
A pesar de ello, considero que lo más grave es, evidentemente, el tufo o sesgo político al ser una alternativa mezquina y anacrónica de guerra sucia contra Ricardo Monreal. No les bastó el tratar de distorsionar palabras que nunca insinuó el presidente López Obrador; ni rompió con Ricardo, ni mucho menos lo descalificó.
Sin embargo, para una minoría resulta fácil abrir la hostilidad cuando se trata de un juego presidencial en donde Ricardo Monreal es altamente competitivo.
Eso quedó más que demostrado: hay fuego amigo de aquellos que se encumbran en las esferas altas del gobierno pero que, políticamente, no representan la voluntad popular de tener la virtud de colocarse entre los favoritos de Morena para dar continuidad al proyecto de la Cuarta Transformación.
Las señales de guerra sucia están a la vista de todos. Primero el caso de injusticia que se cometió con el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política, José Manuel del Río Virgen; asimismo, intentaron aprovechar una entrevista de Reforma para generar un clima hostil; y, por si no era necesario, intentan meterse con la familia a fabricar supuestos hechos.
Eso no tiene otro nombre más que mezquindad.
Ricardo Monreal no se irá de Morena. Lo dijo. Luchará a pesar de las barreras que utilice un grupo pequeño.
Qué lamentable que en un partido o movimiento que se supone hay congruencia, pluralidad y democracia, sigan vigentes las prácticas más irracionales que se reseñaron en algún tiempo, revivan para intentar excluir o apartar a la mala una legítima aspiración del coordinador de los Senadores de Morena.