° Tanto Ricardo Monreal como Marcelo Ebrard tienen una relación de amistad sólida
Por Javier Lozano
Fueron muchas las voces de respaldo. Asimismo, son solidarios aquellos que entienden perfectamente el asunto sin ningún sesgo político en relación con la detención del secretario técnico de la Junta de Coordinación Política, José Manuel del Río Virgen, quien hace casi cinco días, fue detenido por autoridades locales de Veracruz.
Dada la importancia mediática y el peso específico que tiene la opinión del presidente, buscaron una postura personal.
Fue cuidadoso y calculador de lo que constituye el punto. Dijo el mandatario federal que le tiene confianza al gobernador Cuitláhuac García, aunque, políticamente, a raíz de ese concepto no significa que cuestione o reproche la defensa jurídica y social que encabeza el senador Ricardo Monreal.
A mi juicio simplemente la respeta. Él sabe perfectamente lo que significa guiarse por el instinto axiológico haciendo uso de su capacidad y liderazgo que mostró con senadores de todas las expresiones.
Por esa razón sólo cuido la investidura presidencial. Concluyó que es, en esta materia, la institución judicial la que tiene que resolver el asunto, pero jamás insinuó menospreciar al funcionario de la Cámara Alta.
Lo que sí es más que evidente, fue el respaldo social de Marcelo Ebrard a Ricardo Monreal quien le reconoció la calidad humana y el valor sagrado de la amistad.
Sin embargo, si somos más perspicaces y reflexivos en la lectura de un Twitter que mandó el canciller Marcelo Ebrard, hay una profunda dosis de empatía que anuncia la construcción de un bloque político de cara al 2024.
Pese a que falta muchísimo tiempo, este asunto saltó desde que López Obrador abrió el juego político de la sucesión presidencial. Además, hay muchos elementos que ligan a ambos actores.
En primera, tanto Ricardo Monreal como Marcelo Ebrard tienen una relación de amistad sólida. Los dos han compartido experiencias añejas y, en el presente, han logrado coincidir en la opinión de los controvertidos mecanismos de elección que tiene Morena.
A pesar de que el mandatario asegura que ganó la elección interna del PRD en 2012, muchos testimonios dan fe que, en esa época, salió mejor posicionado el canciller, sin embargo, fue una decisión acordaba hacerse a un lado y cerrar filas con el ahora presidente de la República.
Lo mismo pasó con Ricardo Monreal. Él ganó el sondeo como lo indicaron más de 21 encuestas previas en 2018. Empero, acató con disciplina la determinación cuando López Obrador se inclinó por Claudia Sheinbaum.
No fue fácil, pero al igual que Marcelo Ebrard, el zacatecano se sumó por congruencia al proyecto y, finalmente, vale la pena recordar el papel clave que jugó. De hecho, en ningún momento amagó con salir; no sólo se quedó, sino que internamente aportó a la causa como lo hizo Marcelo Ebrard.
Ahora, el destino político los puso en la baraja presidencial con Morena. Ambos tienen, en términos porcentuales, gran apoyo de militantes y simpatizantes.
Por ello, hasta el momento, son dos presidenciables que, sin ningún problema, una vez que inicie el proceso y existan condiciones desfavorables, hay razones para pensar que, tanto Ricardo Monreal como Marcelo Ebrard, pueden jugar en la misma cancha.
Esto no sería una sorpresa. Ambos no están dispuestos a sucumbir por una determinación unilateral de Palacio Nacional. Si realmente se lanza un mecanismo equitativo entonces sí, podrá haber condición de garantizar un esquema democrático.
No obstante, con una disyuntiva enorme de zozobra que desprende la encuesta, hay escepticismo. Así pues, Marcelo Ebrard mandó un mensaje más que solidario que es, políticamente, la postura de un presidenciable que busca capitalizar sinergia de cara a la sucesión presidencial.
El canciller sabe perfectamente el poder político que tiene Ricardo Monreal. Tanto él, como el presidente de la junta de coordinación política, pueden encabezar el proyecto de continuidad de López Obrador.
Para reafirmar esa hipótesis, entonces hay que descifrar el contenido de un Twitter porque hay una cosa que no hay que dejar pasar desapercibido: ambos no están dispuestos a cejar una aspiración legítima que sí, superaron hace algunos años, sin embargo, dada la magnitud de inequidad desde Palacio Nacional, esbozan una futura alianza que sería, llegando el instante, una convergencia infalible que rompa el paradigma sí es que hay favoritismo; siendo así, hay condiciones para construir un vínculo en el caso de ser subestimados y minimizados al acotar su intención.
Y sí esto llega a suceder, lo cierto es que entonces la coyuntura política estará abierta a ser forzados a tomar una decisión de encarar una elección juntos en Morena, y no en otro partido como se especula.
También en política, estratégicamente la unión hace la fuerza.