Por Javier Lozano
Se ha vuelto a calentar el tema de la sucesión presidencial desde Palacio Nacional. Igualmente, los presidenciables se asoman en una agitación anticipada que levantó el ánimo en las mañaneras. A raíz de ello, el asunto ha experimentado una serie de manifestaciones, pero también es un elemento o detonante para arreciar la guerra sucia.
Hay que reconocer que eso ha pasado últimamente, sobre todo de los grupos al interior de Morena que intentan cargar la balanza hacia un perfil específico. Sin embargo, me parece innecesario considerar ese mecanismo como estratégico porque, a decir verdad, es un instrumento que ha dejado de ser útil. La sociedad no se engancha tanto con las descalificaciones o mejor dicho con la hostilidad- ya que tiene una percepción más amplia del mapa de los presidenciables.
No podemos soslayar la mala percepción que buscan crearle al senador Ricardo Monreal. Saben de su potencial y del poder político que representa e intentan, desde muchos ángulos, tratar de debilitarlo. Sin embargo, paradójicamente lo único que han logrado es fortalecerlo ya que su imagen se nota favorecida porque sale adelante una y otra vez por el tamaño de su actitud, pero también de la experiencia y madurez que sobresale en momentos determinantes como un signo de su capacidad que, en competencia, sería fundamental en todo escenario y bajo cualquier circunstancia.
Él ha estado a prueba en momentos álgidos de la vida política y, con la sapiencia que ha podido acumular, sale adelante, incluidos los instantes donde parece la fase es compleja. De hecho- es allí en que aparece el Ricardo Monreal líder, fuerte y propositivo pese a la propia adversidad. Sabe navegar entre la tempestad y el diluvio al enfrentarse a periodos intensos, no obstante, se apoya en sus grandes atributos, pero más aún- en la experiencia vista, desde cualquier enfoque, como la sabiduría para sobreponerse de obstáculos destacando siempre.
Además de su larga carrera política, es un académico que ha encarado su trayectoria con responsabilidad desde cualquier trinchera. Aunque, lo más interesante que hay que resaltar es, sin duda, la riqueza literaria que ha podido plasmar en más de 37 obras: toda una colección de narrativas que rescatan aspectos importantes no sólo del quehacer político, sino histórico del territorio nacional. A bordo de esa lingüística, nos hemos podido enriquecer y alimentar de un conocimiento privilegiado que no podemos ignorar.
Y si a eso le sumamos su contribución a la lucha democrática del país, después de una larga batalla en que peleó palmo a palmo con el ahora presidente López Obrador, su imagen se vuelve más interesante y atractiva en términos políticos- cuando hablamos de los retos a futuro- que enfrentará el territorio nacional. Recordemos que, el mandatario en turno, terminará su sexenio en 2024 y, para ello, habrá transición del ejecutivo federal a través de una elección en que la población civil decidirá.
Es, en ese panorama, una etapa inmejorable para Ricardo Monreal. Él, de hecho, se ha dicho listo y preparado para el proceso una vez que los órganos de dirección de Morena lancen la convocatoria. Allí, veremos la mejor versión del zacatecano donde aflorará el liderazgo y el poder político cuando hablamos de capacidad para estar a la altura de ese desafío.
Con ese ánimo, el coordinador de los Senadores de Regeneración Nacional es, por mucho, el favorito para suceder a López Obrador en la presidencia no sólo por el fundamento que hicimos anteriormente, sino que, en todos los aspectos, es ampliamente superior a los posibles aspirantes.
Entonces, no hay punto de comparación: Ricardo Monreal es el mejor para suceder a AMLO. Lo ha demostrado. Si hay algo que lo caracteriza es, sin lugar a dudas, su capacidad para ser posible lo que se propone como un político capaz, maduro y experimentado.