Por Javier Lozano
Con un abanico inmenso de obras de gran calidad- el senador Ricardo Monreal– presentó en el estado de Jalisco su más reciente narrativa que, evidentemente, implicó un gran trabajo ligado a la experiencia por la raíz genética y la identidad con el campo donde, ha dicho, se siente plenamente orgulloso. En otras palabras, hay una enorme relación, un gusto personal y, por supuesto, un compromiso social y legislativo por potencializar todas las áreas de oportunidad asociadas al desarrollo óptimo.
Otro campo es posible es la narrativa de Ricardo Monreal que todos tienen que leer por supuesto– ya que la visión del senador no sólo puntualiza un diagnóstico preciso de la labor, sino también de la producción que detonan en elementos inherentes como el desarrollo económico, la sustentabilidad, la productividad, el impacto ambiental, así como lo que constituye en una forma de vida para beneficio de millones de familias en el país que dependen de esta función
Así pues, Otro campo es posible nos alimenta de grandes aportes a través de una lingüística atractiva y fascinante en un universo de un sector productivo del país que necesita, hoy por hoy, una política de soluciones, pero también asistencia que garanticen una eficiente producción, como la certeza laboral en el que alcancen servicios de salud y pensiones dignas para su retiro. Por justicia, deben incluirse en este sistema lo antes posible, así lo dijo el senador en su presentación en un salón de eventos lleno– luego de saber que Ricardo Monreal acudiría a Tepatitlán, Jalisco.
En lo que respecta a su presentación, el senador habló del papel preponderante que juega el campo, sobre todo en tiempos en el que la pandemia de coronavirus azotó muy fuerte en el territorio nacional. Por ello, insistió en la labor clave de los campesinos y agricultores que, ante la necesidad de producir los alimentos, tomaron una conciencia responsable y no frenaron, por ningún motivo, la producción al no parar ni un solo día.
Por tal motivo, hay una deuda mayúscula con los sectores campesinos- y lo que representan para el país, máxime porque han vivido momentos de deterioro como resultado de una política de segregación desde hace décadas. Uno de esos elementos que las propias experiencias de aquellos sabedores de éste tema han puntualizado, se justifica debido al abandono que enfrentaron y que merece, urgentemente, una atención especial– ya que el campo constituye un pulmón de desarrollo para el país.
Sin el campo sería imposible tener un desarrollo favorable ya que es un elemento indispensable.
Esa es la preocupación del senador Ricardo Monreal que aborda en su lingüística de Otro campo es posible. Además de tener una riqueza en los fragmentos de la obra, nos detalla los retos que como sociedad tenemos que afrontar, asimismo, la responsabilidad de implementar mecanismos jurídicos para apuntalar el rubro.
Habló del trabajo colaborativo que como mexicanos tenemos que poner en marcha, pero sobre todo, aquellos que hace posibles dar un giro al paradigma, Por tal motivo, dijo que presentó a iniciativa de nueva Ley Agraria que va enfocada a impulsar y garantizar la seguridad jurídica, social y pública del campo y de los campesinos. Y no sólo eso, también busca instrumentos innovadores que pongan a la vanguardia al campo. Un ejemplo de ello sería la tecnificación.
Lo cierto es que, más allá de la riqueza de la nueva obra de Ricardo Monreal, es verdaderamente fascinante escuchar la experiencia y la sabiduría del zacatecano. Tiene una visión muy amplia de lo que constituye ésta materia. Otro campo es posible es la culminación de años y años de trabajo e investigación que centra su energía en uno de los grandes retos del país.
Qué mejor que un hombre que nació y creció en los ambientes del campo nos pueda enriquecer con su narrativa, pero también con su conocimiento apoyado en una lingüística en una propuesta de reflexión, lo mismo que de voluntad para sacar adelante el campo en el territorio.
Un éxito total. Otro campo es posible es una joya de obra que suma a la larga lista de libros de la autoría de Ricardo Monreal. Más de 37, impresionante.