Por Héctor Tenorio
En 1987 decidió irse de su natal Buenavista Tomatlán rumbo a los Angeles California. El motivo que llevó a Don Jesús Ruiz a
tomar esa decisión fue la necesidad de progresar.Trabajó 18 años seguidos y hoy recoge los frutos que sembró.
Vale la pena recordar la situación que atravesaba él en 1987; carecía de trabajo y su casa estaba deteriorada.
Entonces buscó a su primo que en aquel entonces era coyote; le cobró 200 dólares. Para dimensionar esta cifra se debe puntualizar que actualmente por cruzar al otro lado cobran entre 12 mil a 15 mil dólares. Él recomienda a quien desea hacerlo que mejor ese dinero lo inviertan en un negocio.
Los primeros días como migrante
» Mi primo me decía que parecía que traía papeles. Apareció una patrulla, pero no me vio y le dio para otro lado. Corrí con mucha suerte porque encontré muchos amigos en el camino», manifestó.
Sin embargo, vivió con el temor de ser deportado, «en ese tiempo estaba la amnistía; hacían redadas contra los ilegales, uno salía con miedo del trabajo para irse a su casa, porque te levantaban en la parada del autobús. Gracias a Dios no pasó nada de eso», confesó.
El primer trabajo que tuvo Don Jesús Ruiz en los Estados Unidos fue poniendo etiquetas a la ropa de las mejores marcas.
«Luego de ahí a empacar tomates. Nos descansaban. Porque a las compañías las multaban si contrataban ilegales. Más tarde entré a una fábrica de muebles. Ahí descansaron a 70. Entonces me fui para arriba a las piscas del limón, de la naranja, del aguacate entre otras cosas», precisó.
En su nueva vida extrañaba a su familia y pensó en algún momento en regresar.
«Duré un tiempo para poder regresar con papeles. Logré mis papeles por medio de mi compadre Rogelio Zendejas Él me consiguió la carta regalada. Otro compadre me prestó 350 dólares para lo que se ocupaba: huellas, fotografías, análisis médicos, el cheque de migración. La carta costaba más o menos 300 dólares», dijo.
Reconoció que no aprendió el inglés, » a menos que haya inyección para aprender, sé pocas palabras, entiendo mucho, lo que no sé es expresarme. Yo creí que sí iba aprender, pero no. Cuando ya estuve con mi esposa íbamos a la escuela los sábados, una hora, de cual dormía 58 minutos. Mi esposa sí lo logró. Últimamente íbamos a las yardas con una gabacha y un gabacho, ella se ponía a platicar bien con ellos», recordó.
Reflexionó sobre la diferencia entre los mexicanos y los estadounidenses.
«Algunos mexicanos que no pueden hacer cosas allá lo hacen acá. Por ejemplo, yo en México nunca he caído a la cárcel y allá tampoco. Allá si alguien se orina en la calle y tú estás cerca, a ti te llevan. Los policías estadounidenses no son como acá que por traer un rifle ya son policías», sentenció.
Añadió que, si uno trabajaba limpiamente, no tiene ningún problema. «Pero si uno anda un poco chueco, aparecen los problemas. Yo nunca tuve ninguno», aseguró.
Don Jesús Ruiz nunca tuvo ningún ticket por alguna infracción.
Desde su punto de vista, el mejor trabajo que tuvo fue en un campo de golf, cuyo dueño tenía 300 campos de golf. «Por ejemplo, yo trabajaba en Camarillo y pedí mi cambio a los Angeles, que esta a una hora de distancia. Porque cada quince días venía a México. Se me hacía muy lejos hacerlo, agarrar el avión. Dos veces me dejó por el tráfico, salía los viernes en la tarde y llegaba en la noche a los Ángeles, luego de ahí a Guadalajara y recorría cinco horas para llegar a Buenavista a las seis o siete de la mañana, desempacaba y me iba a comprar el pan, queso, carne, huaraches cigarros y todo lo que iba a llevar. El sábado a media noche me devolvía. En mis vacaciones en vez de quedarme venía a arreglar la casa», expresó.
Este ritmo de vida lo mantuvo a lo largo de siete años. Aclaró que todo el comercio que manejó fue con productos legales.
«Una vez quisieron hacerme un encargo para traer una pistola de allá para acá. Le contesté que una pistola ni pintada en un periódico la traía. Si me agarraban perdía mis papeles», puntualizó.
Don Jesús Ruiz se llevó a toda su familia para los Estados Unidos. » Cuatro hijos están en los Ángeles y la mujer en Tennessee. Mi hermano José también se fue, pero su familia lo orilló a que se regresara. Él fue con la amnistía y no pudo arreglar papeles, tuvo ticket, algunos federales, que son los peores. No pudo arreglar nada porque estaba más quemado que un cuete».
A pesar de que tiene hecha una vida allá, él afirmó que siempre va a volver a Buenavista y explicó sus motivos.
«No me gusta allá para vivir, nunca nos gustó a mí ni a mi esposa, que ya murió, para quedarnos en Estados Unidos», precisó.
Sobre lo que no le gusta de los Estados Unidos manifestó que es un encierro, «no es como aquí donde te saludan o sales a la puerta de tu casa y sobran con quién platicar. Allá no conoces a tus vecinos. Está bonito para ir a pasear, pero no para a vivir».
Habló sobre la jubilación que tiene en Estados Unidos. «Tengo un seguro, porque de cada cheque que uno recibe le quitan algo, no mucho, al año me llegaban a dar más de tres mil dólares por concepto de reembolso. Ese dinero que lo estuve metiendo al seguro cuando me jubilé me lo está devolviendo», explicó.
Dijo que son muy ordenados en Estados Unidos.» Mi esposa y yo llegamos a que nos jubilaran, llevamos el acta de matrimonio, nuestras actas de nacimientos. La señora que nos recibió los documentos vio que teníamos cerca de 50 años de casados, es trabajoso que dure un matrimonio así, y nos dijo cuánto íbamos a recibir cada uno».
Hizo una comparación entre el Buenavista de 1987 y el actual. «Está más grande y existe más desorden. Ya no conozco ni la mitad de la gente de aquí. Antes la conocía a toda».
Aceptó que la gente de Buenavista que vive en Estados Unidos, solo se junta para hacer una carne asada el sábado.»Para ver un conocido de acá es difícil porque son 20 millones de habitantes . Los mexicanos no se ayudan entre ellos, eso es el peor error de nosotros. Mientras que los chinos si lo hacen, lo meten a estudiar inglés y entre todos le ponen un negocio», concluyó.