Por Alejandro Cea Olivares
Dos pequeñas vecinitas y un querídisimo sobrino nieto inician el día lunes 29 de agosto el más importante de los hechos educativos de sus vidas; el más relevante para sus familias y para la sociedad. Inician su educación primaria.
Para fundar esta verdad, narro una experiencia de mi vida: Hace varios años, siendo yo un burócrata de medio pelo, llegó una más de muchas encuestas de parte de la Presidencia de la República, en ella preguntaron por aquello que me hacía falta para cumplir mejor con mi función. Contesté con toda seriedad: “Haber tomado más en serio mi educación básica, en particular mi educación primaria.” A los pocos días recibí por la red una llamada, la voz del burocratón era molesta: “Quiero decirle que esto viene de la Presidencia y no se vale que haga chistes tontos”.
Respiré profundo, conté hasta no su cuanto, comencé a contestarle: dígame, le pregunté, aquello que aprendió usted en la escuela primaria. No supo responder con mínimo orden. Me extraña, le dije que no lo sepa con claridad. Se lo voy a decir y comencé una larga relación que aquí reduzco: en la primaria aprendimos a comunicarnos y a usar los símbolos: a leer, escribir y usar de las matemáticas; nos enamoramos y descubrimos que somos parte responsable de una historia y de una geografía y. aprendimos que debemos cuidar de la naturaleza comenzando por nuestra propia salud. Y algo aún más importante para la vida: en la escuela primaria experimentamos que el bien del grupo está por sobre mi beneficio personal; valoramos lo que es la lealtad, el entusiasmo por el juego y tuvimos la primera experiencia de formar parte de una gran institución, en este caso la escuela, donde aprendimos a respetar a la autoridad y a convivir en paz.
Supongo le dije que está de acuerdo, en esto, porque esos principios vienen en la ley y en los Programas de estudio y considero que, por ejemplo, llamadas tan violentas como la suya manifiestan que usted, al igual que yo, no tomó muy en serio su vida escolar. No recuerdo como terminó la conversación; pero en ese momento mi respuesta revivió mi agradecimiento, mi cariño, mi valoración para mis maestros y amigos de mi escuela primaria. Estas emociones renacen al pensar que en el próximo inicio de clases esos tres pequeños serán muy importantes estudiantes de primer grado.
Este año escolar es diferente a todos los anteriores pues los alumnos no tuvieron clases presenciales durante prácticamente dos años y muchos de los edificios escolares sufrieron abandono. Además, por lo menos en los medios de comunicación y en las redes, el curso se inicia en un entorno polémico por la propuesta de cambio de plan de estudios.
Sobre este último asunto, quiero recordar que cada diez o menos años, sin preguntarle a nadie, los gobiernos cambian los programas de estudio y los libros de texto, casi siempre para peor; pero que ante el temor, muy fundado, de la frivolidad y de los horrores educativos de este gobierno no debemos olvidar que las escuelas y los maestros adecúan las novedades a las necesidades concretas de sus alumnos, para ello utilizan su experiencia, los materiales de la Secretaría de Educación Pública y los que solicitan a los padres de familia. Los maestros no son repetidores del discurso del gobierno, cada uno recrea en el aula lo que debe enseñar.
Ante el rezago escolar a todos nosotros, a los ciudadanos de a pie nos corresponde, si en realidad creemos en la educación apoyar en algo a los niños y jóvenes de nuestro entorno familiar o comunitario que tengan algún problema. Es recomendable, así, que ya empezado el ciclo escolar nos demos una vuelta a la primaria, a la secundaria cercana y preguntemos al director en qué podríamos ayudar, si logramos hacerlo se abrirán nuevos horizontes a nuestras propias vidas. Es asunto de dar el primer paso; es asunto de mostrar que fuimos bien educados.
En fin, el día de hoy es día de fiesta para todo un país. Hoy inician sus estudios Gustavo, la Tata y Lupita. Me sentiré orgulloso si en algo los puedo acompañar para que en ellos se cumplan los ideales históricos de nuestra educación: personas plenas, capaces, amigas y hermanas entre si y orgullosas de ser parte de esta historia.
Amigos: ahí cerca está la escuela, ahí los vecinitos, ahí la oportunidad de ayudar a construir niños felices, con éxito en sus estudios y en sus vidas.
Gracias maestros, supervisores, directores: van y vienen los gobiernos, los cambios, las críticas, los conflictos y ustedesmantienen a la escuela como un lugar fraterno, enriquecedor, digno y a ustedes millones de familias les confían su bien más importante y preciado. Gracias ¡Dios los bendiga!
Felicidades a todos por este día.