Por Javier Lozano.
El senador Ricardo Monreal asume, con mucha madurez, el costo político que significó haber votado en abstención en la iniciativa presidencial en relación al tema de la Guardia Nacional, pero eso no justifica la ingratitud ni los señalamientos que sinrazón hicieron. De hecho, él mismo anticipó sobre las reacciones que desencadenaría el desarrollo natural en aras de encontrar una salida en caso de su aprobación o rechazo, especialmente porque había que considerar muchos aspectos implícitos fuera de la esencia constitutiva.
Desde ese momento el senador comentó que, una vez llegado el instante, auguraba una votación en conciencia antes de acotar la vía rápida del Fast-Track. Y, convencido de su responsabilidad legislativa y autónoma, pero también la defensa que siempre encabeza, defendió la Constitución al responder su determinación en el pleno que son, para Ricardo Monreal, parte de los principios que obedecen a su formación como académico y legislador.
Pero la finalidad es, desde otras trincheras, encontrar la coyuntura perfecta para abrir la guerra sucia a través de una narrativa de descalificaciones en las redes sociales donde se cuestionan determinaciones que, al final de cuentas, tienen un fundamento sólido, incluso señalado en la propia Constitución Política de México.
Lo que hizo el senador Ricardo Monreal fue, en términos legislativos, una decisión coherente en un terreno autónomo en que existe plena capacidad de una división de poderes que el propio legislador ha hecho hincapié dentro y fuera de la Cámara Alta asumida, eso sí, con mucha responsabilidad. Por ello, ningún juicio o calificativo tiene razón de ser, mucho menos para ser objeto de críticas porque Monreal jamás ha avalado la politiquería, ni la hipocresía cuando él mismo ha sido precursor de las reformas constitucionales.
De hecho, a juicio de la inmensa mayoría de especialistas en políticas públicas, de la ciudadanía y de la clase política del país, Ricardo Monreal ha sido clave en la consolidación de un esquema de reformas que él mismo impulsó, cabildeó y selló cuando el punto importante fue, una y otra vez, la capacidad de construir acuerdos y consensos con las propias fuerzas de oposición, incluso enfrentando grandes retos que significaron las propuestas presidenciales.
Pero Ricardo Monreal siempre estuvo y está dispuesto a dialogar con todos. Por ello, se debe reconocer esa gran labor que no es tarea sencilla, mucho menos cuando hay que tomar el liderazgo frente a los grupos de oposición porque, si vemos las cosas desde cualquier ángulo, no cualquiera tiene esa capacidad para construir puentes de interlocución como él.
Así pues, lo que hemos vivido y atestiguado en el Senado de la República no es otra cosa más que el respaldo irrestricto de Ricardo a las políticas públicas del presidente a quien, una y otra vez, ha manifestó su respeto y aprecio al mandatario porque no le conviene al país, dijo, seguir fomentando la polarización.
De hecho, también aseguró que seguirá actuando con responsabilidad, pero sobre todo con coherencia legislativa debido a que tiene una noción clara del respeto a la Constitución Política.
“Soy integrante de un poder autónomo, no le conviene al país que pudiera yo contestarle, responderle, confrontarse o alegar las razones de mi voto. Simplemente soy parte de un poder autónomo y lo que hago trato de hacerlo con responsabilidad, con congruencia”, afirmó.
Y Ricardo Monreal entiende perfectamente ese papel que juega como legislador. Debido a ello, no es raro encontrar por el camino las estrategias latentes que, frente a los ojos de todos, han puesto en marcha una guerra sucia desde la capital del país donde se orquesta la descalificación.
Ricardo Monreal reconoció que, si bien quizá no sea el arma secreta del presidente en las elecciones del 2024, luchará por ser el arma secreta de la población porque es el más preparado para llevar al país a mejores escenarios de desarrollo y en una nueva etapa de reconciliación.
Monreal señaló que está decidido a participar en la contienda presidencial y lamentó que la dirigencia de Morena esté tratando de imponer a Claudia Sheinbaum como la candidata oficial porque esto, dijo, traiciona los principios democráticos que le dieron origen al movimiento que fundó Andrés Manuel López Obrador.
Ricardo Monreal consideró que un año será el lapso en que podrá definir su postura política y decidir si se mantiene o no en Morena porque será la fecha en la que se definan los candidatos presidenciales, pero reiteró que no se prestará a simulaciones en caso de que su partido insista en la encuesta como método para elegir a su abanderado.
“Más o menos un año, porque en un año estarán ya lanzándose las convocatorias para elegir a los candidatos internos de los partidos; pero he adelantado que yo no me voy a someter a una encuesta interna, que organice, elabore, levante y cante el partido. No creo en ese tipo de instrumentos, no creo en ese tipo de mediciones que hace el partido”.
Y prosiguió: “No estoy hablando de otras encuestadoras profesionales, hablo de la encuesta que hace el partido, que organiza el partido, que canta el partido, porque esas están previamente prefiguradas. En esas, por supuesto, no entraría y lo he dicho con toda seriedad, sin ningún ambage y sin ningún titubeo”, afirmó.
