• Dulce herencia ancestral para convivir con las ánimas
El atole de cempasúchil, una dulce tradición ancestral para convivir con las ánimas en Michoacán, se prepara esta época del año por las guardianas de los sabores y saberes para degustar en la Noche de Muertos.
La preparación de este atole es gracias a la tradición prehispánica familiar de cultivar los campos con esta emblemática flor, que además de adornar los panteones durante esta festividad, por su aroma y color, es uno de los ingredientes principales para preparar esta bebida centenaria, manifestó la cocinera tradicional María Elena Reyes Remigio.
El atole es una muestra de la riqueza cultural de Michoacán, misma que se ve reflejada en su alta variedad gastronómica, sabores que encantan a todos aquellos que se dan la oportunidad de visitar la entidad.
La bebida se elabora principalmente por cocineras tradicionales, quienes preservan una de las recetas ancestrales que se ha transferido de generación en generación, como es el caso de Reyes Remigio, de la localidad de Cocucho, municipio de Charapan, ubicada en la región de la Meseta Purépecha.
La guardiana de los sabores y saberes explicó que para preparar el atole se requiere de la combinación de la flor de cempasúchil, puskua (harina) de maíz, agua, leche, piloncillo y canela, todo se mezcla y se coloca al fuego en ollas de barro, las cuales dan un mejor sabor a los alimentos.
Compartió que desde que era niña sus abuelas le enseñaron la receta, además del amor por la cocina y la sazón para cambiar los ingredientes de este centenario atole que se prepara en esta temporada en que florece el cempasúchil, mismo que combina con el frío otoñal y la visita a los panteones.
En Michoacán los municipios que principalmente cultivan esta flor son La Piedad, Tarímbaro, Copándaro y Zitácuaro, en los cuales se tienen contabilizadas más de 200 hectáreas de sembradíos.