º La encuesta tiene cosas positivas, pero en Morena, son más los negativos y las desventajas al estar a merced del fuego amigo o de los grupos radicales como pasó con Cristóbal Arias Solís.
Por Javier Lozano
Sin mecanismos sofisticados ni mucho menos innovadores, Morena insiste en un presente a seguir manteniendo vigente el método de la encuesta como metodología para elegir a los abanderados a puestos de elección.
Esto por supuesto que abre la posibilidad de repetir algunos capítulos que desvirtuaron procesos y descarrilaron candidaturas cantadas ante la evidente evidencia de casas encuestadoras de gran trascendencia que, con tiempo anticipado, midieron la evaluación en conocimiento y popularidad.
Desde el 2018 pasó con Ricardo Monreal quien venció a sus dos rivales de ese turno en más de 21 encuestas que, con anticipación, daban un margen cómodo al zacatecano para ser el candidato a jefe de la Ciudad de México en aquel entonces.
Él, en éste momento, hubiera sido el jefe de Gobierno de la Ciudad de México. De eso no hay duda. Sorpresivamente se designó a Claudia Sheinbaum. Por eso, desde aquel entonces, han surgido inquietudes que han ignorado el verdadero pulso de la sociedad. Aunque no siempre ha sido así, hay muchos casos donde, la imposición, ha marcado la diferencia por encima de la voluntad del pueblo.
A pesar de ello, el instrumento sigue siendo, en este instante, un manojo de incertidumbre que hasta cierto punto ha generado crispación. En términos políticos, se ha deformado el supuesto proceso democrático sin el afán de señalar a nadie.
Empero, poco después de algunos casos muy sonados llegó un punto particular que, desde más de un año, dimos seguimiento puntual por tratarse de un referente de la lucha democrática del país.
Hablo de Cristóbal Arias Solís, ahora senador de la República, pero, en su momento, aspirante de Morena a la gubernatura del estado de Michoacán en 2021. Él, como muchos otros casos, dominó 42 encuestas que daban la sensación, se ratificarían hace un año en la dirigencia que encabeza Mario Delgado.
Lo que no nos esperábamos era que sucediera otro escenario. A pesar de las versiones y del papel que varios funcionarios del gobierno federal hicieron de acuerdo con algunas hipótesis, se consumó la ignominia: el CEN de Morena designó a Raúl Morón el 30 de diciembre del 2020.
Fue un golpe fulminante a la democracia. Nadie podía creer lo que pasó; un estupor invadió a la opinión pública. En la tarde en las inmediaciones del Comité Ejecutivo Nacional, Mario Delgado ungía al profesor Morón.
La mirada era escéptica. Cómo es posible que más de 42 encuestas de prestigio no fueran razón suficiente para ratificar un hecho inexorable. Si bien había un contubernio contra el senador Cristóbal Arias, jamás imaginamos que se prestarán a una situación de esta naturaleza.
Fue un manotazo sobre la mesa. Es incomprensible que eso pasase, no obstante, la se justificó fácilmente a expensas de que el pueblo es quien decide. No hay forma, al menos una lógica que sostuviera ese hecho. Es, a grandes rasgos, una puñalada literal por la espalda.
Desde ese momento, existe más desconfianza por las encuestas. Si fuera hoy el presente donde hubiera predominado la justicia, Cristóbal Arias sería el gobernador constitucional de Michoacán.
De nada le sirvió a quienes movieron las piezas del ajedrez en la idea de imponer a Raúl Morón. A final de cuentas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le retiró la candidatura por no presentar gastos de precampaña. Sí, por esa situación tan simple.
Por esa razón, Alfredo Ramírez asumió la candidatura y se convirtió, como todos sabemos, en gobernador constitucional de Michoacán. Quizá el menos culpable es él; tuvo la oportunidad y la aprovechó. Así es la política.
Pero el hecho que nos llevó a recordar la ignominia, fue la lamentable actuación o, a final de cuentas, la decisión que nos lastimó porque se supone, en Morena, existe la democracia y la pluralidad.
No fue así. Lo curioso es, en este día, que sigue prevaleciendo la incertidumbre para aquellos que han tenido la oportunidad de participar.
Es un espiral de inquietudes; tendríamos que ser muy ingenuos para no pensar que, la encuesta, tiene cosas positivas, pero, en Morena, son más los negativos y las desventajas al estar a merced del fuego amigo o de los grupos radicales tal como pasó con Cristóbal Arias Solís quien hace un año, padeció la furia frontal que provocó exacerbación entre la militancia.
Por ello, es urgente que Morena reforme los estatutos. La elección primaria es una alternativa viable, innovadora, justa y democrática.
Javier Lozano en Twitter: @JavierLozanoMor