Por Javier Lozano
Hace unos días comentábamos que había condiciones para que Coahuila fuera el inicio del proceso de unidad en Morena, porque las circunstancias pintaban diferente luego de aquel episodio que pasó en Toluca cuando no se tomó en cuenta al coordinador de los senadores de Morena en el desayuno, justo en el instante que sí lo hicieron a los tres aspirantes a la silla presidencial.
Eso nos hizo pensar que, detrás de todo ello, había un plan que apuntaba a la exclusión que tuvo como fin segregar la aspiración legítima de quienes levantaban la mano. Si el fin era mostrar el favoritismo hacia otro perfil, fue una mala determinación del dirigente nacional de Morena ya que las mismas bases del partido demandaron condiciones equitativas, lo mismo que trato justo y respetuoso para los cuatro presidenciables.
Hablo de Claudia Sheinbaum, Adán Augusto, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Todos ellos son aspirantes a la silla presidencial que están en el ánimo de la militancia y simpatía de Morena.
En virtud de ello, hubo una respuesta positiva y una puerta de acceso que abrió el abanico a los cuatros presidenciables al evento de unidad que convocó el CEN de Morena en el estado de Coahuila. Por esa razón, no podíamos pasar por alto el marco que sirvió como epicentro para expresar la voluntad que existe de cimentar las raíces de la concordancia donde se fijen reglas de participación claras para la igualdad y una equidad en la contienda.
Ahora solo queda que la dirigencia nacional atienda el llamado que demandan las bases del partido y contribuir, con los valores de la expresión lopezobradorista, a que no se permita el uso ventajoso de ninguno de los aspirantes y que se aleje del uso de recursos públicos o violar las normas jurídicas, ya que eso fue parte de lo que se habló en el evento de unidad quienes alzaron la voz.
Me parece que el momento estelar llegó con la intervención que hizo Ricardo Monreal que, con claridad y sin titubeos, fue contundente durante su participación en Coahuila y ante la dirigencia de su partido: “en materia de democracia somos rebeldes con causa. Ni nos vamos a rajar, ni nos vamos a dejar”. Todos esperaban escuchar ese discurso del coordinador de los senadores de Morena en la Cámara Alta, especialmente por lo que pasó en Toluca.
Esa propia experiencia que vivió Mario Delgado le sirvió de ejemplo para rectificar que, a pesar de no ser una corcholata favorita de Palacio Nacional, el zacatecano tenía que estar en la primera línea de los presidenciables del 2024.
Por esa sencilla razón, era necesario tomar en consideración a todos. Una señal más de exclusión hubiera significado el punto de rompimiento. En principio, el senador Ricardo Monreal empujó fuerte, aunque también fue la propia militancia para que se le tomara en cuenta. Por ello, podemos decir que funcionó la presión que se ejerció, sin embargo, resulta evidente que se trató de una decisión del propio presidente tener presente al zacatecano porque simplemente no pueden prescindir de él, así tan sencillo.
Con ello, el futuro de Morena luce alentador. Podemos hablar de que hay voluntad tanto de la dirigencia nacional, como de las determinaciones de Palacio Nacional para encauzar las tareas de unidad de cara al proceso electoral del 2023 en el Estado de México y Coahuila. De ahí dependerá mucho la fuerza que puede sostener el partido para ir en circunstancias que sirvan de cohesión ya que hoy, el partido guinda es ampliamente favorito para ganar las entidades y, por consiguiente, refrendar la presidencia.
Por eso fue clave el ejercicio que hizo Morena hoy en Coahuila. Se puede decir que el objetivo se cumplió. Quienes llevaron a cabo la tarea de juntar a los cuatro presidenciables fueron muy atinados al acercarse a la anhelada unidad puesta en marcha desde Palacio Nacional.
Y lo saben perfectamente porque Morena vive un momento histórico. Por ello, la solución era tomar en cuenta a todos con respeto y trato parejo, sin excepción. Sólo faltó el canciller Marcelo Ebrard, que sigue en recuperación luego de dar positivo a Covid-19.
No tengo duda que, si esto logra trascender, Morena ganará la presidencia sin complicaciones. Solo deben de buscar mecanismos de comunicación y entendimiento de lo que pasó en Coahuila. Un factor que puede continuar aportando sería, hoy por hoy, generar un mejor clima donde reine la buena relación y sobre todo el respeto sin olvidar que, alzar la voz y pensar distinto, no significa claudicar con la esencia del movimiento, especialmente cuando se piden reglas e instrumentos en igualdad de circunstancias.
Esto puede abrir el compás para que muy pronto la dirigencia pueda adoptar nuevos mecanismos de elección donde la participación de la militancia tenga mayor efecto, pero sobre todo transparencia en las decisiones. Coincido que la encuesta no es la mejor herramienta que ya ha cultivado sospecha y zozobra para quienes han vivido en carne propia la injusticia.
Por lo mientras Morena dio un gran paso. Esperemos que esa buena voluntad continúe, especialmente para quienes confiamos en un proyecto político democrático.