Por Javier Lozano
Para poder llevar a cabo un balance y evaluación de la presencia de los presidenciables en los distintos estados, hay que echar un vistazo a los hechos. Una forma de conseguir realizar una ponderación es tomando en cuenta la reacción y la efervescencia de la población civil entre militantes y simpatizantes, como un parámetro o termómetro que mide el pulso de la sociedad ya que, al final de cuentas, son los que tomarán las determinaciones en un futuro de quién será su próximo abanderado de Morena para competir por la silla presidencial.
A raíz de ello, podemos decir que todos aprovecharon la coyuntura; se asomaron por las entidades y, lo mejor de ello, recibieron muestras de respaldo de la sociedad civil sobre la marcha de las campañas donde la multitud salió a manifestar su apoyo a Morena.
Y aprovechando que los presidenciables asistían a respaldar a sus compañeros del partido, se les reconoció su trabajo.
Claudia Sheinbaum contó con buenos momentos, lo mismo que el canciller Marcelo Ebrard. Quizá el que menos tuvo los reflectores a pesar del cargo que representa, fue el secretario de Gobierno, Adán Augusto. No obstante, el personaje que se robó las tardes y las miradas de los asistentes es, sin duda, el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal.
Él fue, por mucho, el actor más ovacionado por la militancia de Morena en entidades como Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo y Tamaulipas, que es donde tuvo más presencia en los últimos días en tiempos de campaña. Y es que lograr la efervescencia que produjo el zacatecano no es tarea sencilla, máxime porque, desde Palacio Nacional, no sé le ha dado el reconocimiento que merece.
Hoy, eso es doblemente meritorio. Remar a contracorriente y sentir el respaldo de las bases de Morena debe ser más que gratificante. El resultado, además de ser positivo en el impacto con la población civil, es dar un paso enorme en la carrera por la silla presidencial que mete de lleno al zacatecano. La mejor prueba es, hoy por hoy, las muestras de cariño de la ciudadanía a favor de Ricardo Monreal.
Y la lectura fue clara: entre gritos de ¡presidente, presidente!, se alimentó más la aspiración legítima del coordinador de los senadores de Morena.
A pesar de que todos tuvieron su momento en las visitas, el senador Ricardo Monreal fue capaz de conectar perfectamente con los cuadros de Morena en el curso de una campaña llena de colorido. Por esa razón, hay que dar por hecho el gran nivel con el que llegará el zacatecano en vísperas de la elección interna.
Con ese potencial el senador nos deja claro que está viviendo su mejor momento en la política, porque se convirtió en un referente de Morena en todo el país o, más bien, sólo refrendó lo que todos sabemos sobre las virtudes que identifican el perfil del coordinador de los senadores Regeneración Nacional. Y vaya que lo ratificó en los mítines de los candidatos cuando asistió a cada uno de ellos.
Entonces, dado que la elección presidencial ya tuvo el banderazo de arranque desde Palacio Nacional, en la lucha interna sobresalió más el senador Ricardo Monreal a comparación de sus principales rivales en el proceso de las campañas. Fue quien más efecto tuvo con la población.
A ello hay que añadir que, el zacatecano, reforzó el proceso de campaña de sus compañeros de Morena de cara a la elección del domingo. Jaló a la ciudadanía- ya que resultó todo un éxito su presencia en cada una de las entidades.
La sociedad conoce perfectamente al senador; lo ratificamos hace unos días cuando la multitud no sólo le enviaba mensajes de aliento, sino que los buscaban para tratar de tomarse una foto con él.
Eso sucedió antes y después de cada uno de los mítines. Ahora, si fue capaz de producir esa reacción, ahora imaginemos lo compatible que llegará a ser cuando presente su programa de nación; no cabe duda que será, hoy por hoy, la palanca de despegue para ponerse por encima de sus principales competidores en Morena.
Ahora, desde el punto de vista de los hechos, fue el perfil más atractivo de las giras de apoyo a los candidatos de Morena. Como una estrella de Rock al desbordar la efervescencia del público.