° El Consejo Nacional de Morena debe tomar en cuenta la desconfianza y las suspicacias que genera el método de la encuesta para elegir candidatos.
Por Javier Lozano
Morena es un inmenso movimiento social que nació de una demanda popular por reivindicar la política pública del país a través de una agenda que contribuye, en gran medida, a las demandas y necesidades para construir un nuevo desarrollo desde distintos ángulos.
En esa trayectoria, el partido ha experimentado un crecimiento exponencial gracias al liderazgo del presidente López Obrador. Asimismo, se confirmó en el momento que se sumaron grandes referentes históricos de la lucha democrática del país.
Políticos, intelectuales, activistas, luchadores sociales y pueblo en general se sumaron a la causa para darle vida orgánica al partido de Morena. A pesar de contar con un esquema estatutario como norma reglamentaria electoral, en este instante el partido atraviesa por un dilema o, tal vez, por un manojo de zozobra al enfrentar los métodos de elección para puestos populares.
La encuesta se ha convertido, hasta este instante, en el único mecanismo luego de promoverlo en los estatutos, sin embargo, si Morena realmente quiere de una vez por todas consolidarse como partido, necesariamente tiene que reformar las reglas de participación.
No ha sido fácil la organización, aunque, de igual forma, es una tarea compleja al momento de tomar decisiones ya que hay puntos ciegos que han nublado por completo determinaciones que, en varias ocasiones, han sido reprochadas hasta por la propia militancia al no estar de acuerdo porque, cuando se anuncia, hay un estupor difícil de creer.
Con esa premisa, hay una larga lista que estuvo a merced de esa determinación injusta. No todas: hubo candidaturas que siempre tuvieron un gran respaldo popular y, por supuesto, era prácticamente innegable no legitimarlas.
Dada las circunstancias de inequidad, Morena debe hacer una análisis reflexivo y profundo del saldo que, hasta este momento, ha dejado un método prostituido y desgastado. La encuesta es, por mucho, un mecanismo que elevó la desconfianza y las suspicacias porque no debe perderse de vista que, jamás, se ha transparentado una sola metodología lo que da margen a la especulación.
Por ello, Morena tiene la obligación de evaluar un riguroso trabajo por conducto de sus órganos internos. El Consejo Nacional del partido a través sus distintas direcciones tiene en sus manos la oportunidad de lograr transmitir los principios axiológicos del movimiento lopezobradorista para convertirlo, de una vez por todas, en un partido confiable, plural y democrático.
Al presidente no tenemos que reprocharle nada. Él, como otros actores comprometidos con el proyecto de nación, han sentado las bases de desarrollo y progreso.
No obstante, al hablar de democratización, va implícito por añadidura el partido que sirvió como puente de conexión al poder. Dado que, al instrumento de participación, como la institución del poder público se le asocia o, más bien, se ligan porque todo representa un enorme movimiento social que trae un efecto a grandes rasgos, debe reformar sus reglas internas en la toma de decisiones.
Máxime, cuando la sucesión presidencial está adelantada desde que se vivió el arranque en Palacio Nacional. Por esa razón, el Consejo Nacional tiene que tomar en cuenta el pulso de la sociedad; hay inquietudes que se retratan en gran parte del país, sobre todo, porque hay elección en menos de un año y, Morena, debe garantizar democracia.
Eso influye desde distintas posturas. El hecho es que, Morena, debe ponerse a la vanguardia de los grandes retos que tiene a futuro. El partido no puede depender siempre del arrastre del presidente; llegará un punto donde, necesariamente, el movimiento tenga que tomar nuevos liderazgos para encarar procesos de transición. He ahí la importancia de concretar instrumentos confiables que sustituyan a las reglas actuales de la encuesta que son imperfectas, inequitativas e injustas.
Ante esa demanda y clamor de los cuadros del partido y de gran parte de la estructura de la columna del movimiento social, el Consejo Nacional debe atender, en sus próximas asambleas, un tema de carácter trascendental. La elección primaria se ha puesto sobre la mesa como una alternativa viable y democrática que reconozca el auténtico pulso de quienes merecen estar abanderando al proyecto a futuro.
Ese lapso puede convertir a Morena en un partido sólido con suficiente capacidad para tomar decisiones acertadas que, de una vez por todas, den un paso agigantado a la democracia y la justicia: un clamor social de las bases.
Javier Lozano en Twitter: @JavierLozanoMor