- Durante la Ceremonia Cívica Conmemorativa por el 269 aniversario del natalicio de Miguel Hidalgo, el rector Raúl Cárdenas Navarro destacó su importancia histórica.
- Su figura es un vínculo que une a la ciudad y a la universidad, sostuvo el rector al fungir como orador oficial en la ceremonia realizada por el Ayuntamiento de Morelia.
El rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), Raúl Cárdenas Navarro, aseguró que la figura de Don Miguel Hidalgo representa un vínculo que une a la ciudad de Morelia y a la Universidad Michoacana.
Durante la Ceremonia Cívica Conmemorativa por el 269 aniversario del natalicio de Miguel Hidalgo, donde el rector fungió como orador oficial, sostuvo que le resulta particularmente importante porque el titular del ayuntamiento de Morelia, ciudad heredera de la antigua Valladolid de Michoacán, me ha invitado a mí, el rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, heredera a su vez del Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás. “Y no puedo por ello dejar de señalar que la figura de Hidalgo es un vínculo que une a la ciudad y a la universidad”.
Ante el presidente municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, y los integrantes del Cabildo, el rector expuso una reseña histórica con los principales referentes teóricos que resaltan la figura de Don Miguel Hidalgo.
Es verdad -dijo- que a Hidalgo se le recuerda mayormente por ser el iniciador de una insurrección que hirió de muerte al orden colonial e hizo posible, a la postre, la construcción de una nueva nación, libre, independiente y soberana, que vio la luz en 1821.
Todos conocemos ese pasaje de la historia, en el que Hidalgo, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, tomó la decisión de rebelarse. El filósofo e historiador Luis Villoro se refirió a ella como un repentino acto de libertad, casi en el límite de la cordura. Y así parece, cuando repasamos la escena crucial de aquella madrugada, en la casa del cura, en la que se deliberó sobre el camino a tomar una vez descubierta la conspiración de Querétaro.
Recuerda Villoro que de pronto y ante el asombro de todos, Hidalgo cortó de tajo la discusión para exclamar aquellas famosas palabras: “Caballeros, somos perdidos, aquí no hay más recurso que ir a coger gachupines”. Y en efecto, en el juicio que se le siguió cuando fue tomado preso y juzgado entre marzo y julio de 1811, el propio Hidalgo se refirió a esa decisión revolucionaria como un “frenesí” y una “ligereza inconcebible”.
Hidalgo arrastró a su lucha a miles de seguidores, pero pudo también reunir a su alrededor a importantes militares, abogados y eclesiásticos que, con sus ideas y acciones, convirtieron en Revolución una rebelión que había nacido en medio de la incertidumbre y el desorden. Los jefes militares aportaron su conocimiento de las artes militares y su sentido de la disciplina, mientras que los abogados y los eclesiásticos fueron los ideólogos y publicistas.
Destacó que si la rebelión llegó a ser un movimiento armado y popular con el objetivo de lograr transformaciones políticas y sociales para la antigua Nueva España, y no una simple revuelta local y violenta, se lo debemos en gran medida a los esfuerzos políticos e ideológicos de Hidalgo y sus colaboradores: el esfuerzo de construir un discurso político e ideológico unificador y de alcance general; el de establecer un gobierno propio; el de vincular la insurrección con el exterior y el de diseñar una constitución.