Por Javier Lozano
La sucesión del 2024 está acarreando una serie de factores y hasta circunstancias de lo que provoca el camino por la silla presidencial donde, por cierto, el presidente López Obrador arrancó la competencia desde hace meses– fase en el que se dio el tiempo hasta para nombrar una larga lista de aspirantes.
Lo cierto es que, más allá de que apapache y consienta nombres desde Palacio Nacional, sólo son tres fuertes aspirantes apuntados para competir en igualdad de circunstancias.
A pesar de que el presidente sólo nombró con anterioridad a tres perfiles, el mismo clima político o, más bien, el efecto de la sociedad civil empujó para que fuese reconocido en el registro de presidenciables de Morena- el actor que, tras once meses de no escuchar su nombre en las mañaneras, por fin llegó el momento de viva voz del mandatario López Obrador. Hablo de Ricardo Monreal, que se suma a los actores que esbozó el mandatario y que ha señalado ante la prensa nacional.
Con ello, se suma a la lista donde están incluidos: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto.
Más allá de que el camino aún es largo, el proceso tempranero está más latente que nunca. Los perfiles no sólo se asoman, sino que muestran músculo en los sitios en que han caminado con los aspirantes a las gubernaturas. Pasó en Quintana Roo el pasado domingo.
Así, se sigue manifestando una contienda adelantada, sin embargo, para que el asunto avance por el cauce correcto, debe haber condiciones equitativas para los tres aspirantes que, sigo insistiendo, son Claudia Sheinbaum, Marcero Ebrard y Ricardo Monreal que, incluso, le reconoció su aspiración en conferencia mañanera el presidente López Obrador.
Entonces, de lo que se trata, es de propiciar la unidad hacia dentro del partido. Primero, garantizar la participación con reglas equitativas que no excluyan a nadie; asimismo, lo que debe quedar claro es que Morena arrancará con ventaja de acuerdo con las encuestas que ya están midiendo el pulso de la sociedad, sin embargo, el partido necesita ser muy cuidadoso de salvaguardar el proceso con transparencia y democracia.
Morena ya no puede darse el lujo de depender, en gran medida, del arrastre que produce el presidente López Obrador; por el contrario, el partido debe tomar determinaciones que propicien la unidad, y no la división que fracture el proceso. Para ello, la metodología interna tiene que ser clara, nítida y transparente con apego a la esencia de los principios del partido.
En 2024 Morena debe presentarse en unidad
Vale mucho la pena mencionar este tema porque en 2024 habrá sólo dos bloques que competirán en el proceso electoral. A pesar de que no lo han manifestado abiertamente, saben que para competir tienen que adherirse a una sola expresión, y el presidente no estará en la boleta. Entonces, será todo un reto titánico para Morena construir un proceso de unidad si no existe, una vez llegada la contienda, un esquema igualitario, en otras palabras, cancha pareja sin distinciones ni exclusiones.
Todos tienen el mismo derecho, de acuerdo con las palabras del presidente López Obrador. Y le creo. Andrés Manuel es un hombre honesto y recto. Su habilidad le permitirá minuciosamente observar el proceso de organización y planeación. No es por de menos: está en juego la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación, y Morena debe privilegiar la unidad sin distinciones.
Qué sea el mejor aspirante el que encabece el proyecto. Un perfil que, además de ser capaz, sea elocuente, hábil, constructor de acuerdos, experimentado y político en todos los sentidos.
Y esto porque se estima que la oposición competirá junta. Todos. Sí, todos. PRI, MC, PAN y PRD. Siendo de esa forma, Morena debe fortalecer su estructura, máxime porque seguramente habrá un impulso significativo del presidente López Obrador de gran conocimiento y trascendencia en este tipo de coyunturas políticas donde se requiere la experiencia y el oficio para operar el tipo de elecciones que se avecina.
Por ello, debe prevalecer el compromiso de ir en unidad, no sin antes, garantizar un proceso interno limpio y sin exclusión en medio de los tres aspirantes que ya citamos en los fragmentos pasados.
Morena partirá como favorito, pero ojo: la oposición seguramente evaluó ir en coalición, de lo contrario, están condenados al fracaso. No es una ocurrencia; el contrapeso es real- y si Morena lo minimiza, puede darle un dolor de cabeza en las elecciones del 2024.
A fin de evitar fracturas prematuras, la elección primaria es una alternativa viable y democrática para Morena ya que es allí donde el partido encontrará al perfil más idóneo y al mejor competidor.