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19 diciembre, 2024
PRESENCIA DE MICHOACÁN

El escenario político actual

 

Por Javier Lozano.

Era la época de organización de la estructura morenista encabezada por el ahora Presidente López Obrador. De hecho, en vísperas o en la previa de las definiciones en 2018 trascendieron nombres y personajes históricos del plano estatal de la política en Michoacán para fortalecer la expresión y la competitividad. Dadas las condiciones de esa fase coyuntural muchos cuadros representativos se fueron sumando a la causa del movimiento; algunos han estado inmersos desde la lucha democrática que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas.

Uno de ellos, sin duda, fue el nombre de Cristóbal Arias Solís en Michoacán. En este contexto, el ahora senador de Morena fungió un papel preponderante al respaldar el programa que encabezó Andrés Manuel López Obrador en su tercer intento por llegar al poder público institucional. El punto es que, en esa coyuntura, fue determinante la suma de cuadros importantes al ejercicio electoral, especialmente aquellos que siempre han estado dispuestos a fortalecer las políticas públicas del país.

En un contexto de esa naturaleza y previendo la reñida elección que se avecinaba Morena se inclinó por Cristóbal Arias Solís para amalgamar la fórmula de competencia para el Senado de la República. Se trataba, ni más ni menos, de uno de los personajes más protagónicos del territorio michoacano y uno de los precursores de la lucha democrática que nació en Michoacán.

Se han cumplido casi cinco años de aquel histórico 2018 en que Morena arrolló en las elecciones. Esas mismas circunstancias volvieron a colocar a Cristóbal Arias Solís en el mapa electoral.

Asimismo, fue el proceso de transición del Ejecutivo estatal la etapa de consolidación de Cristóbal Arias desde el Legislativo federal, sin embargo, una determinación unilateral lo dejó fuera de la competencia cuando su nombre figuró en todos los estudios de opinión pública. Solo una decisión de esa naturaleza era la única alternativa para frenar al oriundo de Churumuco.

En ese sentido, fue el segundo periodo importante que vivió Cristóbal Arias desde que Morena llegó al poder. Pese a que hubo una posibilidad a través de otro vehículo de participación, el escenario se tornó complejo. No obstante, el destino político regresa los reflectores en la previa de la elección del 2024 donde se renovarán ayuntamientos, diputaciones federales y senadurías, lo mismo que la Presidencia de la República.

Por tercera vez -en cinco años- Cristóbal Arias Solís encabeza la intención del voto en Michoacán. Se trata de un estudio que mide la percepción ciudadana para elegir al próximo abanderado de Morena para competir en la fórmula senatorial. De hecho, si hoy fueran las elecciones el oriundo de Churumuco ganaría sin contratiempos el ejercicio democrático. En otras palabras, la pelota vuelve a la cancha del cristobalismo porque los estudios metodológicos son alimentados por militantes y simpatizantes de Morena.

Son ellos mismos los que empujan, de nueva cuenta, la candidatura de Cristóbal Arias Solís en Michoacán. Es decir, han vuelto a poner los ojos al legislador por Michoacán para que los represente dado que es evidente el respaldo popular. Incluso, la última encuesta que circuló muestra que, la voluntad ciudadana, se inclina 2 a 1 en la elección interna. Algo así como un paso avasallador prácticamente sin competencia que tendrá que ratificarse -de acuerdo con la lógica- en el resultado final si es que Cristóbal decide competir.

Sabemos que, en este momento, Cristóbal Arias no ha hecho un pronunciamiento; sin embargo, también es de dominio público que -sin importar quiénes compitan en la elección interna- el senador por Michoacán ha trepado a la cima de las encuestas que, hoy por hoy, domina como hace cinco años. A fin de cuentas, eso es lo más importante de este ejercicio pues si las condiciones están dadas ese resultado se tiene que ratificar una vez que la dirigencia de Morena aplique la encuesta.

Lo más correcto y democrático sería que esa metodología, se aplique con mecanismos, pero desde otra trinchera. Es decir, que sean instituciones de credibilidad y ajenas al partido las que tomen el pulso ciudadano. En todo caso, eso rompería el molde tradicional y alejaría de toda sospecha de manipulación como pasó en 2021 cuando la imposición de Raúl Morón se consumó.

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