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19 diciembre, 2024
PRESENCIA DE MICHOACÁN

El regreso del cinismo

 

Juan Pérez Medina

Silvano se hizo visible. Varios medios de comunicación celebraron su aparición pública en uno de los primeros informes de un presidente municipal hace unos días. Pedante, jactancioso, petulante haciendo gala de vanos comentarios, con la arrogancia de aquel que considera contar con la calidad humana y moral para pretender brindar lecciones de saberes y actitudes que nunca le han acompañado.
Carente de moralidad y henchido de soberbia ha preparado su vuelta a la vida pública en la entidad a la que nunca sirvió. Viene desde entonces hablando y dejando que los generadores de (mala) opinión casi le encumbren, le idolatren, como para exorcizar a un verdadero demonio.
Sin vergüenza alguna habla ante nosotros como si estuviera inmaculado. ¿Qué se cree? ¿Acaso considera que hemos perdido la memoria?, ¿Qué somos una parvada de desmemoriados que olvidamos que mandó disparar contra los pobladores de Arantepakua y contra los estudiantes de la Escuela Normal de Tiripetío?
Silvano regresa con el poder del dinero que ha amasado durante los años que se ha servido del poder público. Señalado fue cuando gobernó Zitácuaro y señalado fue cuando estuvo al frente de lo que hoy es la SEDER en el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel.
Un hombre sin principios y sin ningún compromiso de carácter social que no sea su personalísimo proyecto de encumbrarse a los más alto del poder público, así sea batiéndose en el fango apestoso.
En 2012, cuando firmó el “Pacto por México”, al inicio de la administración del corrupto de Peña Nieto, obtuvo de parte del PRI el compromiso para convertirse en el gobernador de Michoacán en 2015. Durante su permanencia en la Cámara de diputados obtuvo favores financieros de su posición como coordinador de la bancada del casi extinto PRD con la ayuda de Peña Nieto y su padrino político Manlio Fabio Beltrones, quienes le abrieron paso para que se posicionara en Michoacán entregando más recursos que el propio gobernador. Así fue que de la mano del priismo se ungió gobernador y comenzó su trayectoria hacia el enriquecimiento insultante que hoy detenta y logró mientras empobrecía más a la población.
Cierto. Hoy es un potentado con aspiraciones de Rey Midas, desafía a los ciudadanos, no sólo intenta provocar errores en el actual gobierno, sino que va mucho más allá, nos provoca a nosotros, nos reta, nos trata de decir que él es más, mucho más que todos nosotros.
Cree que está libre de toda responsabilidad, de toda culpa. Lo considera así porque con la riqueza que ha amasado puede darse el lujo de comprar plumas, montar escenarios tratando de lavar su cochina cara y fortificarse de impunidad.
Durante su reinado en Michoacán hizo negocio con el presupuesto y con las tareas de seguridad pública. La riqueza mal obtenida es incalculable. Los “moches” fueron una constante en cada obra, compra o ceremonia. Nada escapaba al diezmo. Sus excentricidades llegaron hasta el hecho de contratar al grupo musical “Los Tigres del Norte” para que tocaran en el rancho del Zapote de los Gómez, del municipio de Carácuaro, en el cumpleaños de su madre. Un insulto a los trabajadores del campo y la ciudad de todo el estado, pues a ellos no les pagaba el salario y lo convenido en programas sociales, como la entrega de tractores que anunciara con bombo y platillo y como el famoso y fallido programa de “Becas futuro” para jóvenes de preparatoria y que acabó en el cesto de la basura.
Ranchos, ranchos y más ranchos con caballos carísimos, huertas de aguacate, guayaba y zonas boscosas, son parte de su patrimonio. Se atiene al dinero que aún le da poder político y a las relaciones con el sector económico y político con quienes hace negocios y planes para el futuro.
Trata de construir un manto de impunidad que no debemos permitirle. Silvano es un personaje que debiera estar en la cárcel y no paseándose en nuestra cara. No debemos olvidar. Hay que exigir a ese cínico personaje que pague lo que nos robó.

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