Por Javier Lozano
El Secretario de Gobierno cuidó perfectamente la investidura y mostró nivel al reconocer el trabajo político que ha hecho Monreal no sólo como un eficiente interlocutor para llevar a cabo la aprobación de un número importante de cambios constitucionales, sino también por el gran legado que ha forjado a lo largo de su carrera pese a que, muchas de ellas, han sido en difíciles circunstancias.
Esto puede dejar claro dos aspectos importantes en un momento coyuntural donde se necesita sanar las heridas que está provocando la andanada de Layda Sansores vista- desde todos los ángulos- como una especie de ayuda a la aspiración presidencial de Claudia Sheinbaum.
Primero, es clara la postura del Secretario de Gobierno que busca, sin duda, la reconciliación a nombre del presidente López Obrador. Sabemos que hay una distancia que se provocó bajo el flujo de los malos entendidos o, mejor dicho, de las intrigas que sembraron desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México, sin embargo, el mandatario está entendiendo perfectamente el respaldo que está generando Ricardo Monreal a su favor.
El presidente sabe lo que significa y los alcances que eso puede tener el control político del Senado de la República. Seguramente quiere fumar la pipa de la paz con el coordinador de los Senadores de Morena a quienes únicamente los separa un mal entendido retratado bajo la conspiración de aquellos que presionaron para culpar a Monreal de algo que es totalmente ajeno.
En segunda, el presidente sabe perfectamente que- una división o fractura en aras de construir el proyecto de reforma electoral- significaría un descalabro anticipado. Su mejor aliado en el legislativo federal es Ricardo Monreal. Por ello, no entiendo porque se enfrió esa relación sí Monreal ha sido- desde más de 25 años- un fiel abanderado de las políticas del mandatario desde distintas trincheras.
No tengo duda que tuvo mucho que ver el grado de intrigas que sembraron contra él. Aun así, Ricardo Monreal no ha dejado- en ningún momento- de seguir respaldando al presidente. Siempre ha estado firme; pese a ello, en muchísimo tiempo ni siquiera lo mencionó el presidente en Palacio Nacional.
Tuvo que ser él mismo quien levantara la mano para tomar la iniciativa de pronunciarse listo para la carrera presidencial.
Vino un justo reconocimiento desde la tribuna de la mañanera para meterlo oficialmente a la lista de aspirantes presidenciales; se lo ganó a pulso. Todo iba bien. Parecía que había señales óptimas, sin embargo, llegó la descarada guerra donde Layda soltó todas aquellas prácticas reaccionarias que tanto hicieron daño a la democracia en los tiempos del PRI.
Ricardo Monreal no merece ese trato. Se ha portado a la altura de las expectativas depositadas en él desde que tomó la coordinación de los Senadores de Morena. Por ello, lo que hizo el Secretario de Gobierno puede ser una buena señal para calmar el pleito de Layda Sansores, eso sí, cargado de manipulaciones que lleva dedicatoria especial.
Y el mismo Adán Augusto lo reconoció en voz alta y frente al propio hermano de Ricardo Monreal, el gobernador, David Monreal. Como quien dice, calmó la turbulencia en el mismísimo epicentro y bastión monrealista. De hecho, a los cuatro vientos comentó las virtudes del coordinador de los Senadores de Morena a quien llamó eficiente y responsable en su función. Aunque, lo mejor de ello, fue cuando dijo: es un lujo contar con alguien como Ricardo Monreal. Un espaldarazo.
Es una buena muestra. Esperemos que- de verdad- ese apoyo se note por la vitalidad como lo dijo Adán Augusto. Sería una pena que fuera una simulación para serenar el vendaval; ojalá que no. De primera mano creemos que hay voluntad desde el gobierno del presidente para calmar el torrente porque, sin duda, el Secretario de Gobierno sólo es una especie de emisario del mandatario. Nada se mueva sí no hay consentimiento de Palacio Nacional.
Sabemos que- Adán Augusto- ha sido un eficaz interlocutor para llegar al coordinador de los Senadores de Morena. Ese trabajo colaborativo ha rendido frutos importantes. Saben perfectamente que, por esa razón, no pueden subestimar el poder político de Ricardo Monreal que ya les dio una probadita de la capacidad que tiene para sobreponerse de la adversidad.
Espero que la unidad de la que habló Adán Augusto se note en los próximos días antes de que las fracturas internas en Morena se manifiesten por la pugna interna que abandera Layda Sansores a favor de Claudia Sheinbaum.
