Por Javier Lozano
Luego de haber difundido a través de sus redes sociales una especie de aviso o advertencia de qué la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, difundiría algún tipo de material relacionado con Ricardo Monreal, vino una serie de reacciones en contra no sólo de la militancia de Morena, sino del propio presidente López Obrador haciendo uso de la poderosa tribuna de la mañanera donde cuestionó la forma en qué Sansores pretende llamar la atención con un esquema de comunicación que se ha convertido en un linchamiento verbal que no genera ningún efecto hacia la población civil, pues la ciudadanía ha llegado a un punto de ignorar la guerra sucia y malintencionada.
Con falta de argumentos y una clara violación a la intervención de las comunicaciones, es como el llamado Martes del Jaguar se ha convertido en una especie de mecanismo de presión para tratar de someter a la clase política debido al uso inflexible e intransigente de la información, basado en una serie de espionaje o filtraciones ilegales.
Debido a ello, mucho se ha hablado del anunció que divulgó Layda Sansores, tan es así que, el propio presidente, ya fijó su postura acerca del asunto. Tal vez la gobernadora esperó una réplica de respaldo pensando que la narrativa de Andrés Manuel sería a favor de un ejercicio que no tiene nada de democrático ni de plural.
Y, cuando llegó la pregunta directa, López Obrador fue claro: no le gustó la forma en que amagó la gobernadora porque para nada es, en la democracia, un aspecto que abone, especialmente tratándose del mismo movimiento social donde se supone hay hermandad. Más específico, fue un llamado de atención para Layda Sansores, pero también un mensaje de qué no avalará este tipo de cuestionamientos de guerra sucia que son más ruidosos que atractivos pues la sociedad lejos de conectarse con estos temas, refuta esta narrativa soez.
Tal vez el estupor invadió a Layda Sansores que seguramente nunca esperó una respuesta del presidente así. No solamente defendió a Ricardo Monreal, sino que respetó su trayectoria. Tengo la impresión que, la propia mañanera dejó con un mal sabor de boca a la gobernadora de Campeche porque la narrativa del mandatario tiene un peso político muy fuerte.
De hecho, sí hay alguien que midió perfectamente el costo político que significa una crisis interna, fue el mismísimo López Obrador que sabe -con conocimiento de causa- lo qué es vivir en carne propia la andanada en su larga e intensa lucha por llegar a la presidencia.
Ahora, sí esto llega a pasar, la responsabilidad de una ruptura en Morena recaerá en la gobernadora de Campeche, Layda Sansores. Sabemos que su corazón está con Claudia Sheinbaum, pero no son formas de subyugar en el afán de coadyuvar allanado el camino pues los impulsos pueden acarrear consecuencias muy negativas para el partido de Morena, no sólo acotando el margen de votación ya que puede ser un factor de encono y división interna que ponga contra las cuerdas lo que hasta ahora ha logrado el movimiento, sino también porque reencarnaría el anacronismo rancio de la derecha.
Y agravar esa situación es, hoy en día, tender la alfombra al Bloque de Contención para que construya una candidatura fuerte desde la oposición, sí la estrategia sigue latente. Por ello, lo que necesita Layda Sansores es corregir ese esquema, qué más que un ejercicio es, en términos políticos, un circo mediático que no vale la pena observar, incluso el propio presidente tuvo un juicio muy acertado para llamar a la mesura y la unidad, pues él más que nadie sabe lo que significa históricamente Ricardo Monreal en términos de poder de convocatoria.
De hecho, cualquier esfuerzo que hagan ha sido innecesario pues en más de 16 meses continuos han tratado de descarrilar a Ricardo Monreal del juego sucesorio. No han podido porque, en cada intento por debilitarlo, paradójicamente lo hace crecer. Eso lo reconoció el propio presidente quién, desde el 2006, sabe lo que significa luchar contra la adversidad y todo tipo de comentarios mezquinos.
Y Layda Sansores tuvo que haber recibido el mensaje claro del presidente Obrador porque -más que fijar postura- el mandatario defendió a Monreal y, sin empacho, criticó, aunque sea con otras palabras, la estrategia intransigente de la gobernadora de Campeche que hoy, en el Martes del Jaguar, tiene que moderar su narrativa o será, para Morena, el detonante para propiciar la ruptura.
El balón está en su cancha.
Notas finales
Las palabras que expresó el Senador Monreal en conferencia de prensa tienen una similitud en lo que comentamos en nuestra columna de ayer. Es obvio que de algún lugar tiene que salir la estrategia, no solo creativa para posicionar a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, sino también para propiciar el choque a través de mecanismos e instrumentos digitales como Fake News y bots para efectos de descalificación a los principales aspirantes, en especial a Ricardo Monreal que detectó una divulgación sistemática en la que recurren a descalificar sinrazón.
Lo han hecho a través de páginas afines a favor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, incluso, el coordinador de los Senadores de Morena dijo que es un ataque fratricida la persecución en su contra. Es clara la correlación de las cuentas porque las que lo golpean él son las mismas que alaban a otro, pues es obvio que se gastan una escandalosa millonada de dinero en generar este ruido ensordecedor de descalificaciones en su contra. No se va a dejar ni a rajar, aseguró.
Terminó diciendo que el mayor riesgo es que la infamia se apodere del proceso pues hay callejones sin salida y caminos donde no se debe entrar.