Por Javier Lozano.
Morena, como sabemos, es el gran ganador del proceso electoral a nivel nacional. El espiral de triunfos y la consolidación del movimiento se refrendaron en las urnas. No solamente ganó la Presidencia de la República con una cómoda ventaja, sino la mayoría de las gubernaturas y distritos federales que, a la par, se votaron el pasado 2 de junio. Al mismo tiempo, se sabe, la coalición ganó 29 entidades federativas para integrar la fórmula del Senado. Así que, en su inmensa mayoría, el lopezobradorismo mostró músculo y capacidad para encarar el ejercicio democrático.
En Michoacán, por ejemplo, Morena se llevó 21 de 24 Distritos locales para integrar la próxima Legislatura en el Congreso local. Con ese mismo efecto, dominó 9 de 11 diputaciones federales. Las tendencias, en ese sentido, promediaron cifras contundentes y, de paso, se rompieron los mismos porcentajes del 2018 y 2021. Siendo un fenómeno social a lo largo y ancho del país, hay muchos componentes que explican tanto el momento inmejorable de la izquierda, como el declive de la oposición. Aunque, más allá de eso, el mérito es del movimiento que encabeza el presidente López Obrador, que destinó toda la atención posible, especialmente a los sectores más vulnerables del territorio nacional.
Desde luego, también influyó la capacidad política de cada uno de los participantes a puestos de elección popular. En Apatzingán, por ejemplo, jugó a favor la experiencia y la madurez de Fanny Arreola Pichardo, que supo diseñar un recorrido territorial de mucho diálogo con la población civil. Eso, además de empatía, generó mucha confianza dado el enorme compromiso que signó para impulsar una política pública que, evidentemente, profundizará las acciones que se han venido dando a lo largo de estos años.
Es verdad, al comienzo hubo mucha turbulencia que provocó una minoría que levantó la voz para reclamar las designaciones. Fanny, en definitiva, hizo bien en mantenerse al margen de la grilla y las especulaciones. De hecho, mostró mucha capacidad y oficio para sobreponerse de los comentarios. La cuestión es que, con el apoyo de militantes y simpatizantes comprometidos con la causa, la hoy alcaldesa virtual apuntaló los trabajos de principio a fin. Tendrá, en ese sentido, un gran respaldo por el porcentaje que alcanzó en el cómputo final. Para ser exactos, Arreola Pichardo obtuvo una votación histórica de 18,431 votos. Entre los aspirantes, superó con amplio margen a quienes contendieron por el Ayuntamiento, las mismas muestras así lo manifiestan en el cómputo.
Y no solamente eso, también superó las cifras que se obtuvieron en 2018 y 2021 con mucha unidad y activismo. O sea que, a la par de alzarse con el triunfo, Fanny Arreola ha sentado un precedente importante en la vida pública de Apatzingán. Eso, a la postre, tendrá que ser aprovechado al máximo para capitalizar las acciones que se pusieron sobre la mesa en tiempos de campaña. Buena parte de ellas, de hecho, se darán en coordinación con las autoridades estatales en rubros fundamentales como educación, salud, campo y programas sociales que, desde luego, incluye la multiplicación de la ayuda a más rincones de la geografía del municipio de tierra caliente. Entonces, con esa enorme responsabilidad, la presidenta municipal electa arrancará en unos meses más que tome protesta.
A propósito de ello, hace unos días recibió su constancia de mayoría de manos del órgano electoral del distrito. En ese orden, constituye el primer paso de tres años que, desde todos los ángulos, auguran acciones de beneficio social muy productivas para el desarrollo de Apatzingán. Una de ellas, queda claro, es llevar al municipio a otras latitudes de progreso social con el apoyo del gobierno del Estado y, evidentemente, con las directrices que han marcado el triunfo histórico de Claudia Sheinbaum. Siendo así, me atrevo a decir que, lo que se avecina, es la construcción del segundo piso de la 4T en aquella región.