Por Javier Lozano
Por cómo se dieron las circunstancias el domingo pasado- el proyecto de la Ley Minera– fue aprobado por mayoría simple que se necesitaba de manos de los diputados de Morena en San Lázaro. Era urgente debido a que no se encontraron consensos quizá porque faltó diálogo y operación política eficiente en el tema eléctrico, sin embargo, aun así- se anticipó complejo como lo adelantaron las voces experimentadas del legislativo en la Cámara Alta bajo la lingüística de diseccionando.
A pesar de ello, la experiencia o el aprendizaje es, por lo significativo de los hechos, seguir construyendo acuerdos y consensos en momentos claves; insistir y no agotarse, incluso con las propias minorías a las que jamás hay que minimizar. En eso estamos completamente de acuerdo ya que cualquier expresión es vital para sumar votos que hagan la diferencias.
Pocos son los que cuentan con esa capacidad en temas fundamentales que, ni la propia senadora Olga Sánchez Cordero, logró en su momento como titular de la Secretaría de Gobierno cuando fue enviada a operar el periodo extraordinario para aprobar las leyes secundarias de la Revocación de Mandato. En cambio, los liderazgos de Morena que coordinan han dado una gran lección de cómo tejer consensos; así se constituyeron más de ocho reformas constitucionales y 10 leyes de nueva creación, más las que se acumulen en el lapso que falta.
Por esa razón, se refrendó la minuta que llegó a manos de las comisiones y del pleno del Senado. La Ley Minera se aprobó en lo general con 87 votos a favor, 20 en contra y 16 abstenciones. Con ello, el litio será patrimonio de la nación para su protección, pero también en su explotación y beneficio con una propuesta de mucha utilidad. Entonces, será el estado mexicano el que tenga la facultad institucional sin concesionarios ajenos o extranjeros, en otras palabras, México es el dueño del recurso natural.
A raíz de ello, hay muchos aprendizajes en torno a este proceso coyuntural que pasó en casi cuatro días desde que transcurrió el debate en materia eléctrica, hasta la puesta en marcha del proyecto de Ley Minera, aunque también- lecciones de qué son necesarios los debates previos para superar cualquier inquietud y sea esa, la razón, el hilo conductor a fin de poder convencer y cambiar puntos de vista partiendo de la premisa que se necesita de las minorías de la oposición para construir acuerdos, eso sí, calificados como indispensables para aprobar reformas constitucionales a favor de la propuesta presidencial.
En esa tónica, el senado de la República, en especial la fracción de Morena y su coordinador merece todo el reconocimiento por ser, en el papel, efectivos para a ser posible que, la agenda del presidente, tenga resonancia en temas constitucionales, sobre todo porque son una manifestación del proyecto de transformación de la 4T, que ha ido avanzando a pasos agigantados.
Y si a eso le sumamos el respaldo o, mejor dicho, la columna vertebral que ha construido y aterrizado todos los proyectos presidenciales, el senado de la República es, sin duda, el motor que continúa alimentando la expresión lopezobradorista, sobre todo con convicción y coherencia para lograr objetivos desde que inició el periodo sexenal.
Todo ello, tiene que ver con la gran capacidad en manos de la fracción de Morena, y en especial de su líder y coordinador que, ayer mismo, le refrendó su respaldo al presidente López Obrador. Esto llega en un punto clave en algo que no podemos llamar derrota por lo que pasó el domingo, sino fue la expresión manifestada de la democracia y de los contrapesos que tomaron su postura, lo que significa que existe una auténtica independencia entre poderes de la nación.
Finalmente, eso se resarció, al menos en lo importante de salvaguardar los recursos naturales. La Ley Minera vino en buen momento para dar garantía al estado, pero sobre todo defender la soberanía del país.
¡El litio es de México!