Escribe: Javier Lozano
Tuvieron que pasar meses y meses para que los cuatro presidenciables estuvieran acompañados del presidente López Obrador. Ese momento estelar llegó: los cuatro aspirantes que buscan suceder al mandatario convivieron con el máximo referente de la expresión en la sede de Palacio Nacional. Se trata de uno de los episodios más significativos que se han dado desde que el lopezobradorismo llegó al poder a través del voto de las mayorías.
Si bien los senadores y senadoras que llegaron a Palacio Nacional por invitación del presidente, aprovecharon la visita para saludarlo, el telón de fondo fue, ni más ni menos, que retratar la unidad de un movimiento que, con esta coyuntura, llegará sólido a la cita electoral. Se sabe que, en ese sentido, se abordó el tema de la reconciliación y los retos que enfrentará el partido en 2024. Abarcó, por ejemplo, el asunto del método de selección sin pasar por alto que, el consenso, se pondrá siempre por encima, tal y como lo describió la imagen que circuló el fin de semana.
Recordemos que, el reclamo social de la población civil que abogó por el piso parejo, cosechó frutos después del regreso por la puerta principal del coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal. Él fue, durante veinte meses consecutivos, la figura que ondeó la bandera de la reconciliación. A pesar del trato que recibió, hizo posible un reencuentro con el presidente López Obrador. O sea, el zacatecano- al no abandonar esa lucha legítima que encabezó- abrió los puentes a fin de que la unidad volviese a ser el factor clave para que hubiera cambios importantes en la ruta presidencial.
Ese mérito hay que dárselo a Ricardo Monreal, aspirante presidencial de Morena que, ante el diluvio intenso que vivió, jamás se rindió. Sin ir más lejos, enfrentó la exclusión del veto presidencial que duró más de veinte meses consecutivos; por si fuese poco, a lo largo de un mes la gobernadora de Campeche puso en marcha una estrategia punitiva de propaganda, justamente en el momento en que la segregación arreció. De forma paralela, un grupo minoritario de senadores intentó, una y otra vez, quitarlo de la coordinación sin éxito, incluso, esa fue una hipótesis que constantemente circuló.
Y alguien qué es capaz de resistir la andanada y la segregación por amor a México, y al movimiento democrático, merece todo el reconocimiento, tanto del presidente López Obrador, como de las bases del partido, porque Ricardo Monreal es, ni más ni menos, un factor clave de la unidad a estas alturas donde la cohesión de los personajes de mayor peso, será fundamental para refrendar la victoria que obtuvo Morena en las urnas en 2018.
Y, mientras la unidad fluya como la postal que retrató el encuentro con el presidente Obrador, nada podrá impedir que Morena gane la elección del 2024. De hecho, el reencuentro del presidente Andrés Manuel y Ricardo Monreal, fortalece claramente lo que sucederá el próximo año. Dicho en otras palabras, el coordinador de los senadores de Morena es, sin lugar a dudas, la pieza clave del engranaje que faltaba para aceitar la maquinaria.
Él es, en ese sentido, el líder indiscutible de los Senadores de Morena, a pesar de lo que algunos especulan. Y no solo porque su liderazgo es indispensable para los retos que aún faltan, sino porque no hay nadie, sin menospreciar a los senadores, que sea capaz de cubrir esa responsabilidad legislativa que, a la postre, continuará cosechando efectos inmediatos de temas que todavía están pendientes en la agenda.
Y como es un serio aspirante a suceder al presidente López Obrador, los astros se alinean para que Ricardo Monreal compita en la elección interna con un alto nivel. De hecho, ha trascendido que, en tres o cuatro meses, Morena debe tener un abanderado que los represente en las boletas electorales del 2024.
La propuesta es que para ese entonces el mecanismo de selección fluya antes del mes de septiembre. Es decir, estos meses serán determinantes y, con la experiencia y madurez acumulada, hay una probabilidad altísima de que Ricardo Monreal, aspirante reconocido por el propio mandatario, pueda quedarse con la candidatura y ser, ni más ni menos, que el próximo presidente constitucional de México.
Gracias a la resistencia, él hizo posible un reencuentro con el presidente López Obrador. Sí fue capaz de eso, no hay nada que le impida cubrir el espacio que dejará vacante el mandatario federal. Hazañas como esta, las ha logrado durante 45 años de carrera política, siendo, a lo largo de esas décadas, un elemento clave no solo de unidad y reconciliación, sino un factor determinante para cimentar las bases de la transformación del país.
